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Repasé la última escena que había logrado bajar. Me parecía un poco larga, pero tenía buen clima. Era un punto de inflexión: las cosas entre Ava y Ezequiel ya no volverían a ser iguales.

EXT. FERIA PARQUE -- ANOCHECER
Ahora en la feria hay menos gente. Ezequiel camina buscando a Ava, cargando la valija de ella. A medida que se acerca al final de la feria, ve a Michael saliendo del corazón del parque. Ezequiel no logra moverse a tiempo y el joven lo ve, reconociéndolo y asustándose. Como están a buena distancia, no se altera, sino que se aleja con paso rápido pero disimulado. Ezequiel se queda sorprendido ante esa conducta. No puede seguirlo porque está con la valija. Se mete hacia adentro del parque, en la dirección de la cual vino el joven. 
La cámara lo sigue mientras penetra en la oscuridad del interior del parque, ya es casi de noche y es poco lo que se ve. Ezequiel se saca el parche para tratar de ver algo más, aun con la vista nublada. Pasa cerca de una especie de bunker de mantenimiento del parque, luego cerca de unos baños. Deambula entre los árboles, perdido, caminando con la valija en la mano. Creamos un ambiente con cierto toque fantasmagórico, para mostrar cuán perdido está Ezequiel en su vida. Finalmente ve a alguien que está en la parte de juegos. Comienza a acercarse al lugar y a esta persona, que está dándole la espalda. Pareciera que es Ava. Ezequiel apura el paso para alcanzarla.
EZEQUIEL
Ava!
La chica lo oye y se da vuelta, aun no la vemos bien, pero se asusta al ver venir a Ezequiel hacia ella. Se levanta y se aleja, ahora vemos que no es Ava, es una chica cualquiera que estaba allí y que ahora huye de Ezequiel, pensando que puede ser peligroso. AL darse cuenta de esto, Ezequiel se queda allí parado, aun más perdido y sintiéndose ridículo. 
AVA
Ezequiel...
Ezequiel se da vuelta sobresaltado y se encuentra a Ava a pocos metros de él, parada con cierta inseguridad, mirándolo extrañada. 
EZEQUIEL
A dónde estabas???
Ezequiel se da cuenta de que la vista de Ava está clavada en la valija que él sigue sosteniendo. Ezequiel la deja en el piso. 
EZEQUIEL (CONT’D)
Yo... me encontré con la mujer con la que hablabas y... te la traje.
Ella lo mira como no sabiendo si creerle o no. Avanza hacia él despacio y toma su valija, luego retrocede un poco. 
EZEQUIEL (CONT’D)
Estaba... preocupado por vos. No te encontraba por ninguna parte. 
Silencio entre los dos.
EZEQUIEL (CONT’D)
Estabas sola?
AVA
Con quién iba a estar?
Ezequiel no responde nada. Se queda luchando contra sí mismo. Ava se sienta sobre la valija, lo mira con preocupación.
AVA (CONT’D)
No sé qué estabas haciendo, no tengo intención de interrogarte. Pero siento que no confias en mí y... ya mi vida es bastante complicada como para estar atada a alguien que no confia en mí.
EZEQUIEL
Yo no...
AVA
Vos sí. Ya me rescataste dos veces. Tenés que decidirte por una cosa o por la otra: o me salvas, o desconfias de mí. 
Ezequiel se queda en silencio, mirando el piso, tocado por las palabras de ella. Luego levanta la vista y la mira con intensidad. 
EZEQUIEL
No estoy seguro de acordarme cómo es confiar en alguien. 
Ella mueve la cabeza, lamentándose. 
EZEQUIEL (CONT’D)
De lo que sí me acuerdo, es de que lo que siento cuando te miro es...algo que me hace acordar a cuando era más joven y pensaba que el mundo era distinto... no sé cómo se llama la sensación... y me hace sentir tan feliz como miserable... pero me... me hacés perder... 
Ezequiel se queda trabado en sus propias palabras. Luego de unos momentos, ella se le acerca, lo acaricia con dulzura, luego lo abraza, lo sostiene. Le murmura al oído: 
AVA
Confiá en mí...
Él no dice nada, pero se queda prendido a su abrazo. Se empiezan a besar y el beso va creciendo en intensidad hasta hacerse apasionado. Están desesperados por hacer el amor.
AVA (CONT’D)
... no, esperá... acá no... vení... 
Ella lo agarra de la mano. Se meten en la rampa que desciende, ella lo guia. Quedan escondidos de las miradas. Hacen el amor allí, de forma tal que sentimos que Ava está domando o curando a un caballo desbocado y herido. Luego quedan sentados en el piso, abrazados. Entre besos húmedos, ella no deja de murmurarle “confiá en mí... confiá en mí...”, en tono sentido y honesto. A un lado, está la valija de ella: terminamos sobre plano de la misma. 

Me quedé observando la valija, cómo reposaba en el centro del plano. Era vieja, de tela estampada con un cuadriculado deslucido. Quién sabe desde hace cuánto que Ava la tenía, o si era siquiera de ella. ¿Valía le pena conocer los secretos de aquella valija, o el hecho de su sola existencia esa suficiente para disparar la paranoia de Ezequiel? La duda podía llegar a ser terriblemente destructiva para un hombre como él; como yo. El escurridizo final del guión era mi propia valija cerrada.
Esto me hizo dudar sobre la revelación de la noche anterior, sobre aquella resolución mágica que me había llegado al borde del sueño. Podía ser una trampa que me condujera hacia un callejón sin salida.
Quizá no era yo el que observaba aquel iris y su pupila. Quizá él me observaba a mí.
De repente, se me reveló como muy importante saber qué había dentro de aquella valija. Por algún motivo habían ido a buscarla. Por algo estaba allí, esperando, mientras ellos hacían el amor en aquel lugar escondido del parque.
Tenía que abrirla.